<BODY> José de la Serna

24.3.05

Argentinocentrismo

Un odio vegetal contra los en Nación no natos
reparte su canción de De La Serna sin dibujos,
erótico desdén contra los pueblos cuya fuerza
consiste en una letra intercalada por efecto
en el lugar exacto en que los "galle" abren fuego.

Reparte su leyenda el marinero desalmado,
pero argentina toda nave no puede ser.
Próxima pregunta de las anclas cuando el alba
se obstina en arrancar las muelas últimas del fondo:
ibéricas raíces y frutos... ¿qué? ¿comen el tronco?

21.3.05

Cadetes

Se pega la falla se pega la deformación se pega es contagioso
el hambre traga signos traga letras y digiere la palabra es un magma
se transmite en la sangre virtual el clima de catedrático me subleva
personajes acusan personajes juzgan personajes condenan personajes
ellos somos de la vieja era nosotros apuran presentes sin pasado reniegan
las redes no tapan no ocultan las redes no son lo que parecen
apenas teladearañas que nosotros ven porque ellos desconfiamos
ellos me surcan las voces me recorren las caras los sexos y las nacionalidades
la mixtura esquizofrénica de sesenta letras desvela a una gruesa de latex
si ellos y nosotros somos todos personajes somos todos la misma falta difusa
quienes estén libres de toda piedra que sean ellos los que tiren el primer pecado.

27.10.04

Mis intestinos escriben

Las voces me recorren. No soy un hombre que escribe: soy una literatura hecha hombre. Mis entrañas estallan y cuando lo hacen se arman frases, párrafos, páginas. Mis intestinos excretan metáforas, pájaros de papel y caligramas. Desgarradores dramas, historias de amor y conquista de reinos lejanos. Escribo con el estómago: el píloro exuda tinta roja y el hígado metaboliza letras. A través de mí, he visto lo mejor de mi generación resucitar gloriosa.

En fin, blogósfera mía, con mis intestinos también hago literatura, y no como algunos que sólo los usan para cagar.

29.9.04

El Señor de los Hombres

En la madrugada gris como un humo que se extiende sobre los campos glaucos, extiendo mi enorme humanidad. En mí se encienden las estrellas y también se apagan. En mí la niña de la otra cuadra se asoma para ver a su galán atizando el fuego. En mí derivan los planetas y novan los viejos soles con sus hálitos de luces turquesas. Mi sangre y mi carne púrpuras ocupan el universo, porque soy el pueblo silencioso que prepara su hervor y su estallido para destruir los boques del silencio.

En tanto, un lejano alborear bosteza sobre el mundo.

20.9.04

Ese

Ese es pobre.

Pero pobre de dinero, lo cual es perdonable.
Por eso usa un mail gratuito como el aire que respira
y el agua que le corre entre las patas.
Pero el agua y el aire no ponen cartelitos de propaganda,
porque el Creador no necesita hacerse publicidades,
ya bastante olvidado y manoseado está,
como para encima ocuparse de estas míseras cuestiones.

No es ingeniero, ni lo quiere ser.
No es buenas ondas, ni lo quiere ser.

Es el que se muere cada vez
que se muere un sueño,
el que se muere en cada lágrima de hambre,
el que se muere en cada alma que se vende,
el que se muere en cada corazón que se hace carne.

Es así. Comprendan.
No eligió nacer y tampoco puede elegir como ser.
Es como viene siendo,
así como lo modela la misma vida
que está viviendo.

Si mira su mano, solamente ve su mano,
si busca en su cabeza,
se ve buscando algo para decirse.

Si ejerce su voz,
se reconoce vivo y libre.
Si se queda callado, entonces se inclina
ante el que le ordena
(aún sin palabras)
que se calle.

Ese soy yo.

28.8.04

DNI

Tonto de mí, no me presenté. Sepan disculpar mi premura, será (espero) que el toque de musa no es más que un etéreo roce y se debe aprovechar o morir. Será la fobia a la prosa, la furia tremenda de la extensión sintagmática sin sentido y recargada de condensaciones no deseadas. A conciencia de que mi vitalidad es la de un cadáver, debo acceder veloz (aún muerto) al celestial roce. Si, comprenderán ustedes, mi exquisitez es despertada por ninfa, a ella me debo subyugar y dejar paso.

Tonto de mí, no me presenté. A sabiendas de que desde la oscuridad he estado disfrutándolos tanto, degustando cada palabra, cada dilogía, cada metáfora, cada rigor, cada calambur, cada argumento y cada sofisticación del lenguaje. Cada formalismo. Lo confieso, me confieso, me les confieso: los he estado absorviendo. Como esponja he ejercitado mi lectura horacianamente: delectare et prodesse, una y otra vez. Y ustedes, ofendidos y hasta insultados, sin saber quién soy.

Tonto de mí, no me presenté. Casi como desdeñando la humildad ordinaria de mi "José", y la ominosa presencia de un cognome europeo y genitivo, De La Serna; como si no supiera que mi nombre es todo y que no pronunciarlo es cederle paso a la confusión. Como si no supiera que, nominalistamente, mi nombre es esencia. En el nombre "José De La Serna" (no lo duden un instante) está el arquetipo de José De La Serna. Y guay del vivaz Buscón que se aproveche de las asonantes y comente: "¿tenés tres piernas?".

Tonto de mí, no me presento. Y llego, tonante cual Zeus amontonanubes, a zumbar en medio de exquisitos cadáveres; con la verde impertinencia y persistencia de las moscas. Pero, dudo un momento, ¿hay realmente carne? Cabe repreguntar al instante: ¿la mosca tiene carne? Insecto, que por minúsculo no tiene más que cáscara y algo de máscara (ahora soy yo el Lazarillo consonante) y apenas un puz travieso como esencia. Mas lo siempre importante (porque neoplátonicos ya molestan) es la presencia, quédensela guárdensela en donde mejor les quepa.

Tonto de mí, no me presento. No tengo hobby, ni horses shandyanos; no soy alto ni soy gordo, no tengo amada cortés a la que jamás alcanzar, no carpo diem, ni quepo bien. Mi cuerpo, por cierto, me queda grande, y no hay devolución sin factura con cuit al día. ¿Habrá "Aleluyas" por De La Serna? ¿modesto "stabat mater"? ¿humillante villancico? ¿simple letrilla?

Tonto de mí, no me presento. No declaro si estoy casado o si trabajo o si tengo cáncer o si me gusta la música dark. No declaro las buenas costumbres, no alabo las prudencias, no lavo los pies de Cristo, no glorifico el rigor, y me defino por negación. La operación no deja de ser graciosa, ¿seré un chiste?, pues en cada afirmación negué, niego y negaré, y de cada negación se podrá afirmar: es él. Simpático calambur forma mi psicología: de la afirmación me vuelvo negación que afirma.

Tonto de mí, no me presentaré.